Nacional Global, el programa del Grupo de Comunicación y Política Exterior del CARI, dialogó con Atilio Molteni, ex embajador en Israel, Turquía y Suecia, acerca de la actitud bélica que tomó Estados Unidos frente a Siria, y cómo esta situación recrudeció la tensión con Rusia.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que ordenó por la noche del 6 de abril el ataque militar contra el aeródromo en Siria para proteger la seguridad nacional de su país, como también, para prevenir y detener la expansión del uso de armas químicas letales, armamento del que hizo uso el Gobierno sirio de Bashar al-Assad el 4 de abril contra su propia población. La utilización de gas sarín por los sirios fue una violación a la convención sobre armas químicas de la que el país del Medio Oriente formaba parte hasta entonces.
“La reacción importante que desató esta acción norteamericana fue la de tomar una actitud por parte de Trump, a diferencia de la que se esperaba que tome el ex presidente estadounidense, Barack Obama, luego del atentado del Gobierno sirio contra Guta el 21 de agosto de 2013”, dijo Molteni. Obama tomó una medida diplomática al trazar una línea roja con la que advirtió a Assad que, de volver a utilizar armamento químico, Estados Unidos reaccionaría en su contra. Pero, quien hizo uso de la operación militar aérea, que excedió los 59 misiles Tomahawk hasta el jueves, fue Trump en el reciente ataque contra el territorio sirio. “Obama no reaccionó porque sabía que de hacerlo la intervención de Estados Unidos en Siria iba a durar entre 4 y 5 días”, explica el ex embajador de Israel. Si bien, la acción del ex presidente de Estados Unidos buscó la paz a través de la diplomacia, la convención, en la que Bashar debía despojarse de sus armas químicas y acatar la prohibición de su utilización por parte del Gobierno sirio, fue violada por el mismo presidente de la República Árabe Siria.
“El propio Gobierno ruso de Vladimir Putin bloqueó, con su poder, la posibilidad de investigar en Siria a quién podría haber ocasionado el ataque; dejando a la autoridad de la ONU de lado”, aclara el ex embajador de Turquía. Por su parte, Putin, luego del ataque de Estados Unidos a la base aérea, dijo que las fuerzas rebeldes sirias fueron las que hicieron explotar el almacén químico con el objetivo de desprestigiar al gobierno de Assad y manipular las acciones de Donald Trump y a la opinión pública. Lo mismo dijo el Gobierno ruso con respecto al ataque químico de gas sarín en Alepo el 19 de marzo del 2013.
Por otro lado, una de las acciones que tomó Estados Unidos fue la de comprometerse con la OTAN, decisión que parecía rechazar con anterioridad.
“El problema de Estados Unidos es el terrorismo internacional. Este bombardeo fue la primera vez en que Siria fue el objetivo. Hasta entonces estaba dirigido a luchar contra el Estado Islámico”, agrega Molteni. Por eso, Estados Unidos tiene una presencia militar en Siria, con 800 soldados que ayudan a los kurdos a recuperar Raqqa; y en Irak, con 5000 soldados que ayudan en la toma de Mosul.
Por último, el diplomático Molteni concluyó: “Para la situación de Siria, la militarización no es la solución, sino que la diplomacia y los elementos que la componen alcanzarán la solución real que se busca en este conflicto, y para eso, Assad debe dar un paso al costado más allá del apoyo que Rusia pueda brindarle, y de cómo los iraníes puedan sostenerlo en el poder”.